El Magisterio de Aragón a su fundador

Autor:

Editorial:
Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte / Museo Pedagógico de Aragón

Fecha de publicación:
30 de junio de 1927 (Edición digital: 9 de octubre de 2013)

ISBN:

Páginas:
34

Precio:
Gratuito

TOMÁS Alvira Belzunce nació en Villanueva de Gállego (Zaragoza) el último día del año 1879. Era hijo del maestro de Villanueva de Gállego, Tomás Alvira Martín. Luego, él mismo se hizo maestro y el 15 de marzo de 1902 se sentó en el sillón que había ocupado su padre, frente a los mismos pupitres en los que había aprendido las primeras letras. En 1908 obtuvo el número uno en las oposiciones y fue nombrado maestro de la escuela de Montemolín, donde permanecería diez años. En 1918 permutó esta plaza con el maestro Arturo Agud Piquer y se trasladó a la antigua escuela de la Ribera, llamada ya entonces Valentín Zabala, situada en la calle Escobar, dirigida por uno de los maestros aragoneses más cultos del primer tercio del siglo XX: Orencio Pacareo Lasauca. Cuando en 1919 se inauguró el Grupo Escolar Gascón y Marín, Tomás Alvira fue destinado a esta escuela en comisión de servicios. Más tarde, en los primeros años veinte, comenzó su andadura la sección preparatoria del Instituto General y Técnico de la ciudad y Alvira fue el maestro encargado de la misma hasta su fallecimiento el 6 de junio de 1927.
Tomás Alvira fue presidente de la Asociación Provincial del Magisterio, participó en colonias escolares, habitual conferenciante y autor de dos obras bastante extendidas: Análisis gramatical. Con ejercicios prácticos (1923) y Registro Alvira (1923).

La Librería «Aragón» y El Magisterio de Aragón
En 1922 comenzó a publicarse El Magisterio de Aragón, un semanario que se imprimía en los talleres de la librería Aragón situados en la Plaza del Pilar. Tanto el periódico como la librería, tenían en el magisterio su principal clientela. A los maestros iba dedicada la publicidad, las publicaciones y las noticias. Los propietarios de la revista y de la librería eran tres maestros zaragozanos: Pedro Arnal, Tomás Alvira y Cecilio Mateo.
La prensa profesional del magisterio del primer tercio de siglo XX la componían, en general, humildes boletines, de ocho o dieciséis páginas, sostenidos muchas veces por asociaciones del magisterio o por librerías pedagógicas que daban un servicio al magisterio al tiempo que publicitaban los materiales que vendían en sus establecimientos. En estas revistas se ofrecía información administrativa, algunos artículos de opinión o de experiencias didácticas, recensiones de lecturas y un espacio que podemos llamar «notas de sociedad» en el que podían leerse noticias personales y profesionales relativas a los maestros –matrimonios, nacimiento de hijos, premios, conferencias…– que contribuían a crear un sentimiento de pertenencia a un grupo. Estas revistas no son grandes espacios para la teorización, pero algunos maestros ya escribían sobre la Escuela Nueva, comentaban traducciones de publicaciones extranjeras o el trabajo que hacía la Junta para Ampliación de Estudios. En Aragón pueden consultarse, entre otros, El Magisterio de Aragón, La Escuela Española, La Asociación, La Educación, El Educador.
El primer director de El Magisterio de Aragón fue Tomás Alvira. Unos meses más tarde, Alvira fue nombrado habilitado del partido de Calatayud, cargo incompatible con la dirección de revistas y periódicos profesionales y le sucedió Pedro Arnal Cavero al frente del semanario. De cualquier forma la presencia de Alvira en la revista fue constante. Sus artículos alcanzaron el rango de editorial semanal o de artículo de fondo. También son frecuentes los artículos de Guillermo Fatás o de Santiago Hernández Ruiz.
Cuando falleció Alvira, Pedro Arnal abandonó la sociedad, que se denominó a partir de entonces Alvira y Mateo, y en la que tuvieron un peso específico, cada vez más considerable, León y José María Alvira, sobrinos de Tomás.
En Zaragoza, durante la dictadura de Primo de Rivera dos maestros, Juan Antonio Tena y Tomás Alvira, fueron designados concejales de un ayuntamiento que presidía Miguel Allué Salvador, catedrático del Instituto General y Técnico de la ciudad. La colaboración de Tomás Alvira con el régimen de Primo de Rivera puede cuestionarse, pero su actuación municipal fue positiva para la educación de Zaragoza: impulsó las colonias escolares; defendió mociones sobre enseñanza y mejora de las escuelas municipales; propuso que los niños pudieran utilizar la Lonja por las tardes para hacer gimnasia; apoyó la celebración de la fiesta de los maestros y la construcción de nuevos grupos escolares

El número especial que «El Magisterio de Aragón» dedicó a su fundador
Unas semanas más tarde del fallecimiento de Tomás Alvira, El Magisterio de Aragón editó el número especial dedicado a la memoria de su fundador –que ahora reproducimos en la serie Documentos de la colección «Publicaciones Digitales del Museo Pedagógico de Aragón»– en el que escribieron maestros de Zaragoza y de la provincia, además de otras personalidades vinculadas al mundo de la educación. Estos artículos permiten bosquejar la figura de Tomás Alvira, uno de los maestros aragoneses más importantes del primer tercio del siglo XX. Este número de 30 de junio de 1927 falta en la colección de El Magisterio de Aragón que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Zaragoza y, por eso, esta edición digital impulsada por el Museo Pedagógico de Aragón resulta especialmente valiosa.
En marzo de 1928 Villanueva de Gállego nombró a Alvira Hijo Predilecto y en junio de 1928 la escuela de Montemolín pasó a denominarse «Grupo Escolar Tomás Alvira».

Víctor Juan
Director del Museo Pedagógico de Aragón